Las úlceras por presión pueden aparecer cuando una zona del cuerpo soporta demasiada presión durante mucho tiempo. Para prevenirlas, el cojín de asiento no solo tiene que ser “blando”, sino que debe de tener unas características concretas.
Uno de los principios clave es la inmersión.
¿Qué significa esto? Que la superficie del cojín permitía “hundirse” de forma controlada, adaptándose a la forma de su cuerpo. Esto reparte el peso de manera más uniforme, evitando puntos de presión altos.
Recordemos que:
Presión= Fuerza / Superficie
Si conseguimos que la superficie de apoyo aumente, la presión disminuye. Y esa es la clave: cuánto más se distribuya la carga, menor riesgo de lesión para la piel y los tejidos profundos.
Los cojines diseñados con principios de inmersión y adaptación a la anatomía son los más eficaces para prevenir lesiones.
Una mala alineación corporal con el tiempo, si no se corrige, puede provocar la aparición de úlceras por presión (UPP). El posicionamiento adecuado favorece la distribución de cargas y reduce puntos de presión sobre prominencias óseas.
La falta de control troncal (lesión a partir de T6) impide al usuario mantenerse erguido sin apoyo. Un sistema de posicionamiento adaptado compensa esta debilidad, manteniendo la alineación de la columna, la pelvis y la cabeza.
Un mal apoyo pélvico o un respaldo incorrecto pueden generar escoliosis, rotaciones pélvicas, retroversiones, cifosis y otras deformidades estructurales que, a largo plazo, serán más difíciles de corregir.
El alineamiento corporal influye directamente en el rendimiento de los sistemas respiratorio, digestivo y urinario. Además, mejora la funcionalidad de los miembros superiores y la capacidad para interactuar con el entorno, impulsando la autonomía personal.
El Estudio Internacional de UPPs en SCI (2017) afirma que el posicionamiento adecuado, junto con un cojín y respaldo adaptado, mejora la percepción de confort y reduce significativamente el dolor durante el uso prolongado de la silla. Esto repercute directamente en la participación social del usuario.
Lo importante es valorar individualmente el caso y adaptar el posicionamiento a la persona.
El posicionamiento no es estático: debe ser evaluado con frecuencia por profesionales para adaptarse a los cambios físicos, funcionales o posturales del usuario.