Las úlceras por presión, también conocidas como escaras, son lesiones de la piel y el tejido subyacente, generalmente sobre prominencias óseas, que ocurren debido a la presión prolongada, la fricción o la combinación de ambas. Estas lesiones son comunes en personas con movilidad reducida, como aquellos que están postrados en cama o usan sillas de ruedas.
1. Cambio de Posición Frecuente. Estudios muestran que reposicionar a los pacientes al menos cada dos horas reduce significativamente el riesgo de desarrollar úlceras por presión. La presión prolongada interrumpe el flujo sanguíneo, lo que lleva a isquemia tisular y necrosis. European Pressure Ulcer Advisory Panel (EPUAP), National Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP), y Pan Pacific Pressure Injury Alliance (PPPIA) guías clínicas (2019) recomiendan reposicionamiento/cambio de posición regular para prevenir úlceras.
2. Uso de Superficies de Apoyo Especializadas. Está demostrado que la mejor superficie de apoyo para nuestro cuerpo es la que sea capaz de tener más contacto con nuestra piel para distribuir el mismo peso en una mayor superficie. Siguiendo esta premisa, necesitaremos buscar aquellos elementos que cumplan con esto como colchones y sobrecolchones de aire, y por supuesto, si pasamos largas horas sentadxs usar un buen cojín!!! Un buen cojín me refiero a uno de aire que sea capaz de lo mencionado anteriormente, tener más superficie de contacto con nuestra piel.
3. Cuidado de la Piel. Mantener la piel limpia, seca y bien hidratada es crucial. Las cremas barrera y los productos hidratantes específicos pueden reducir el riesgo de úlceras al proteger la piel de la humedad y la fricción. Investigaciones en Journal of Wound, Ostomy and Continence Nursing (2018) respaldan el uso de productos barrera para la prevención de la dermatitis asociada a la incontinencia, un precursor común de las úlceras por presión.
4. Nutrición Adecuada. La desnutrición es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de úlceras por presión. Una dieta rica en proteínas, vitaminas (especialmente vitamina C), y minerales como el zinc, es esencial para la integridad de la piel y la cicatrización. Las guías de la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN, 2019) sugieren que una ingesta nutricional adecuada, incluida la suplementación cuando sea necesario, es clave en la prevención de úlceras.
5. Evaluación del Riesgo. Las herramientas de evaluación del riesgo, como la Escala de Braden, permiten identificar a las personas en mayor riesgo y adaptar las intervenciones preventivas en consecuencia. Estudios publicados en Advances in Skin & Wound Care (2020) confirman que el uso de escalas como Braden mejora la detección temprana y la implementación de medidas preventivas.
Conclusión
La prevención de úlceras por presión requiere un enfoque multifacético que incluye cambios regulares de posición, uso de superficies de apoyo adecuadas, cuidado meticuloso de la piel, atención nutricional y evaluaciones de riesgo frecuentes. La evidencia científica respalda estas estrategias como efectivas para reducir la incidencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes en riesgo.
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